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LUGAR DE LA EDIFICACIÓN DE MÉXICO-TENOCHTITLAN. CÓDICE DURÁN

domingo, 14 de febrero de 2021

A modo de justificación

    Hace años leí la "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España", de Bernal Díaz del Castillo, compañero de Hernán Cortés, y quedé fascinado por el épico relato de cómo un puñado de aventureros, ansiosos de gloria y de riquezas, derrotaron a un Imperio de unos efectivos militares muy superiores a los suyos. Con mis siguientes lecturas, primero de conquistadores-cronistas y frailes evangelizadores, después de sucesivos historiadores, humanistas, de modernos etnólogos y antropólogos, se desarrolló en mí una verdadera atracción por México, sobre todo en lo que atañe a la evolución de las culturas prehispánicas de Mesoamérica.

    He tenido la oportunidad de viajar varias veces a este hermoso país, y con cada viaje se acrecentó más en mí el deseo de saber sobre el México prehispánico. Como son varios los desarrollos culturales del ámbito mesoamericano -olmecas, totonacas, náhuas, mayas, huastecos, mixtecos, zapotecos, etc.- me centraré en esta bitácora en la historia del pueblo mexica, etnia de habla náhuatl, desde la fundación de la ciudad de Tenochtitlán en el lago Tetzcoco hasta el colapso de su civilización a manos de los castellanos.

    Debido a los estragos provocados por los conquistadores y sus aliados indígenas, y después a los primeros frailes, que en su afán evangelizador, se dedicaron con ardor a destruir los antiguos "libros pintados" de los naturales - en los que con caracteres glíficos y pictográficos guardaban su historia, su religión, sus tradiciones, y, en suma, su cultura-, un escaso número de ellos se ha conservado; aunque los que han llegado hasta nosotros han sido de enorme importancia para descifrar su acervo cultural. 



Códice Borbónico, libro de contenido ritual y calendárico. Pág. 6

      ¿Qué insinuar de aquellos "libros perdidos", a la vista de la belleza de los que se han preservado? Recordemos, por analogía, la frase de Michel de Montaigne cuando se refería a los libros antiguos en que se reflejaban las glorias mundanas:
"No disponemos ni de la milésima parte de los escritos antiguos; la fortuna les da vida, más breve o más dilatada, según su favor; y  lo que tenemos, nos es lícito dudar si no es lo peor, pues no hemos visto lo restante." 1
    Como aclaración a los sucesivos textos que iré publicando, he de decir que no seguirán un estricto orden cronológico en cuanto al acaecimiento de los hechos, sino que serán a modo de ensayos sobre alguno de los exponentes que considero destacados en la historia de este pueblo y de otros aspectos de su cultura.

    Siempre que aparezcan nombres en nahuatl irán escritos en cursiva y sin acento ortográfico, ya que en este idioma las palabras, salvo muy pocas excepciones como los  vocativos, son llanas; así, por ejemplo, Coyohuacan -el actual Coyoacán-, o Cuauhtitlan -por Cuautitlán-.

    Por último, decir que lo que aquí trato de plasmar no pretende ser original, sino que intenta acercarse a la verdad sobre la materia, si es que la verdad absoluta existe. No viene mal a este respecto recordar las palabras del filósofo y médico renacentista Francisco Sánchez, llamado "el escéptico":
"No es que yo prometa ofrecerte la verdad, pues la ignoro lo mismo que todas las demás cosas. Investigarla en cuanto sea posible es lo único que te prometo, para que tú la persigas en terreno abierto, ya fuera de las cavernas donde suele estar enterrada. Y tampoco esperes tú alcanzarla jamás, o poseerla. Confórmate, como hago yo, con correr tras ella. Ese es mi fin, y mi propósito. También debe ser el tuyo." 2
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1. Michel de Montaigne: "Los ensayos". Ed. Acantilado. Barcelona. Nov. 2007. p. 948.

2. Francisco Sánchez: "Que nada se sabe". Ed. Aguilar Argentina. Buenos Aires. Primera Ed. 1977. pp. 46-47.

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