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LUGAR DE LA EDIFICACIÓN DE MÉXICO-TENOCHTITLAN. CÓDICE DURÁN

lunes, 8 de marzo de 2021

Un período de profundas realizaciones

    Fue quizás Motecuhzoma el Viejo el tlahtoani mexica que más contribuyó al engrandecimiento de su pueblo, ampliando sus dominios territoriales, como se ha visto, hacia los cuatro rumbos y extendiendo sus conquistas desde el Golfo hasta casi el Pacífico. Pero también son de destacar sus realizaciones materiales, entre las que sobresalen la construcción del dique o represa que dividió en dos el lago de Tetzcoco, la edificación de un acueducto que sustituyó a la anterior fábrica del de Chapoltepec y la ampliación del Huei Teocalli; así como las reformas efectuadas por el mismo, asistido por su medio hermano, el cihuacoatl Tlacaelel, en el ámbito de la milicia y de las disposiciones legales.

    Los cronistas han dejado constancia de las inundaciones que periódicamente afectaban a las ciudades de Tenochtitlan y Tlaltelolco. Una de ellas tuvo lugar en 1.449 y produjo grandes daños tanto en las tierras de cultivo como en las casas. Dice Torquemada:

A los nueve años del reinado de Motecuhzuma crecieron tanto las aguas de esta laguna Mexicana, que se anegó toda la ciudad y andaban los moradores de ella en canoas y barquillas, sin saber qué remedio dar ni como defenderse de tan grande inundación.1

    Consultado con Netzahualcoyotl cómo atajar el problema en lo sucesivo, por consejo del mismo se decidió construir un dique o represa que separara las aguas salobres del lado oriental del lago Tetzcoco de las dulces de los otros lagos que, aunque  por estar a más altura vertían al mismo, al subir su nivel en época de abundantes lluvias provocaba que se inundasen las islas y producía una salinización que dificultaba la agricultura chinampera y de regadío de las riberas, además de causar mortandad en la fauna y en la vegetación.  

    El dique, en cuya construcción colaboraron los tres estados aliados y varias ciudades ribereñas sojuzgadas, se formó mediante una doble hilera de troncos, entrelazados con otros leños colocados horizontalmente, rellena de piedras y tierra; poseía aberturas para el desagüe de las aguas dulces en épocas de avenidas y sus medidas aproximadas eran de siete metros de ancho por 16 Km. de largo, extendiéndose en línea recta desde Atzacoalco hasta Itztapallapan 2. La importancia de la obra se demostró en el hecho de que durante décadas no se volvió a anegar la ciudad.

    El primitivo acueducto que conducía el agua de Chapoltepec a Tenochtitlan, realizado a base de carrizos y barro, se mostró poco resistente para aguantar el flujo y reflujo de las aguas y la crecida ocasional de las mismas, por lo que pronto dejó de ser útil, habiéndose pretendido al poco de su construcción hacer otro de mampostería. Pero no fue hasta los tiempos de Huehue Motecuhzoma cuando dicha obra se realizó, atribuyéndose también la guía de su factura a Netzahualcoyotl. Se respetó la antigua traza de la conducción, que por el norte de Chapoltepec doblaba hacia el este, entroncaba en ángulo recto con la calzada de Tlacopan y continuaba hasta la ciudad.

    La obra comenzó en 1.454 y fue terminada en 1.466. Nos dice Chimalpahin:

13 Tochtli. 1466. En este año llevaron a México el agua de Chapoltépec. Los tetzcocas tendieron el acueducto, el cual se excavó bajo la dirección de Nezahualcoyotzin; la construcción del acueducto duró 13 años.3

    Esta obra hidráulica constaba de dos canales estucados de 50 cm. de profundidad y la misma medida de anchura. El agua siempre circulaba alternativamente por uno de los canales, dejando el otro para ejecución de tareas de limpieza y mantenimiento.  En las cortaduras existentes en la calzada para el paso de canoas el agua circulaba por caños de madera. La eficacia de esta construcción permitió el abastecimiento de agua potable a la ciudad hasta la llegada de los españoles. He aquí como describe Cortés el acueducto en su segunda carta al emperador Carlos V, fechada en 30 de octubre de 1520

Por la una calzada que a esta   gran ciudad entra vienen dos caños de argamasa, tan anchos como dos pasos cada uno, y tan altos como un estado, y por el uno de ellos viene un golpe de agua dulce muy buena, del gordor de un cuerpo de hombre, que va a dar al cuerpo de la ciudad, de que se sirven y beben todos.  El otro, que va vacío, es para cuando quieren limpiar el otro caño, porque echan por allí el agua en tanto que se limpia; y porque el agua ha de pasar   por los puentes a causa de las quebradas por do atraviesa el agua salada, echan la dulce por unas canales tan gruesas como un buey, que son de la longua de dichas puentes, y así se sirve toda la ciudad.4

    Procedió también Motecuhzoma a agrandar el Huei Teocalli. Como ya se ha visto, dicha ampliación fue el motivo aducido para atacar a los chalcas al negarse éstos a colaborar proporcionando los materiales de construcción solicitados por los mexicas. El año de comienzo de las obras puede ser el de 1.453, atendiendo a los datos suministrados por tres fuentes:   Durán5, Chimalpahin6 y los Anales Mexicanos7o el de 1.454 según el glifo ce tochtli -uno conejo-, grabado sobre el muro posterior del templo de Huitzilopochtli.

    Aún tendría lugar durante su mandato, en el año de 1.467, una nueva reforma del edificio.8 Según los datos proporcionados por las excavaciones arqueológicas, las obras consistieron en una renovación de las escaleras de la fachada al poniente y del suelo de la plataforma.

    Al margen de las realizaciones materiales indicadas, fue en los ámbitos económico, político, social y religioso donde se produjeron las más destacadas transformaciones bajo el mandato del “Flechador del cielo”.

            Como consecuencia de la expansión territorial mexica y del tributo que enviaban los territorios conquistados entraban en Tenochtitlan cantidades enormes de bienes de todo tipo. Escribe Durán al respecto:

[…]  tributaban las provincias todas de la tierra, pueblos, villas y lugares, después de ser vencidos y sujetados por guerra […] A esta causa se dauan por sieruos y vasallos de los mexicanos y les tributauan de todas las cosas criadas debaxo del cielo, de oro, plata, joyas, piedras, plumas, armas, mantas, cacao, algodón, maíz, frisoles, uauhtli9, pepitas, chile de todo género, harina de todas semillas, petates, asentaderos, leña, carbón, loça de todo género, cotaras, piedras, madera, cal, caça de todo género, gallinas, volatería, águilas, leones, tigres, gatos monteses, de todo género de animales bravos y domésticos, cueros de animales curados y ricos, culebras grandes y chicas, bravas y mansas, pescados frescos y en barbacoa, de todo tanta cantidad, que no faltaua día desta vida que no entraua en la ciudad de Mé-xico gente forastera con gran cantidad de todas estas cosas, así de prouisión como de riqueça para el rey y para los grandes señores, lo cual ganaron con su sudor y trauaxo y con la fuerza de su pecho y de su caueça y braço, sujetando  todas  las naciones y trayéndolas en perpetua esclavonía y seruidumbre; el cual exercicio y oficio les dexó el dios Vitzilopochtli, prometiéndoles su favor y ayuda.10

    Este gran flujo de artículos, además de acrecentar la riqueza del tlahtoani y de los pipiltin, hizo aumentar considerablemente la población de la ciudad, que pasó de depender fundamentalmente de la agricultura y de los productos lacustres a especializarse en la manufactura de artículos diversos, intercambiables por los de primera necesidad. Esta nueva complejidad trajo consigo cambios en diversos órdenes de la sociedad.  En la esfera económica se perfeccionó la administración fiscal con la dotación de mayor número de calpixcazgos y el establecimiento de una rígida dependencia jerárquica de los mismos, bajo la autoridad del Huei Calpixqui o Calpixque Mayor, al que aquellos rendían cuentas de sus exacciones. Esta “burocratización” alcanzó a otros ámbitos de la sociedad como el religioso y el judicial. 

    En el terreno religioso se incrementó el número de templos y de sacerdotes y se les eximió del pago de tributo. Se creó un considerable número de oficios públicos, dependientes del peculio estatal, con la función de juzgar a distintos niveles las querellas civiles y las causas criminales; si bien la pena de muerte solo podían dictarla el tlahtoani o el cihuacoatl. 

    Motecuhzoma, quizás siguiendo el ejemplo de su aliado tetzcocano Netzahualcoyotl, promulgó un código normativo cuyo contenido nos ha llegado, probablemente incompleto,  únicamente a través de crónicas posteriores a la conquista española, fundamentalmente las de Durán y Tezozómoc, que se refieren casi en su totalidad a las que se han llamado “leyes suntuarias”.

    Si ya el sistema de clases de los mexicas estaba bastante estratificado se reforzó la posición de la nobleza con una serie de normas: fue establecido que el tlahtoani no se mostrase en público sino en ocasiones extraordinarias y que solo él usase corona en la ciudad; en palacio solo podrían ir calzados el tlahtoani y el cihuacoatl, bajo pena de muerte a quien contraviniese el mandato, y en la ciudad nadie podría ir calzado, so pena de la vida, excepto los combatientes que hubiesen realizado hazañas en la guerra, que podrían usar sandalias de distintas clases según su rango social; quedó reglamentado el uso de distintos tipos de mantas, de algodón y largas entre los nobles y de henequén para los plebeyos, que no podían llevarla más abajo de las rodillas, con pena de muerte para los infractores; únicamente a los grandes señores y reputados guerreros les era permitido edificar casas con más de un piso; solo a los nobles les era permitido el uso de bezotes, narigueras y orejeras de oro o piedras preciosas, si bien a los guerreros destacados se les autorizaba el uso de estos adminículos confeccionados de hueso u otros materiales no preciosos.

    Otro tipo de disposiciones no suntuarias atribuídas por los cronistas a Motecuhzoma fueron la de condenar a los adúlteros a muerte por apedreamiento y sin entierro; y que los ladrones fuesen vendidos por el precio de lo robado, excepto si el hurto era grave y cometido varias veces, en cuyo caso la pena era de muerte.

    Algunos investigadores han adjudicado a este gobernante la creación de las escuelas para jóvenes, basándose en que Durán afirma que ordenó que las hubiese en todos los barrios. Lo que parece al menos deducirse de las palabras del cronista es que se debe a este tlahtoani un decidido impulso a la educación de los jóvenes, bien en el telpochcalli o en el calmecac.

    En 1.469 d.C., tras un largo gobierno de veintinueve años de duración, fallece Motecuhzoma Ilhuicamina, habiendo expandido sus conquistas en las cuatro direcciones, más allá de la Altiplanicie central, y dejando una ciudad más poblada y rica que la que la existente al comienzo de su mandato.




1. Fray Juan de Torquemada: Ob. cit. Vol I. Libro II. Capítulo XLVII. p. 219.

2.Margarita Carballal Staedtler y María Flores Hernández: Tecnología de prevención de inundaciones en la cuenca de México durante el horizonte Postclásico. En Historia y desastres en América Latina. Vol. II. CIESAS. p. 10.

3.Chimalpahin: Ob. cit. Vol. II. Séptima Relación. p. 99.

4.Hernán Cortés: Cartas de Relación. Editorial Porrúa. Colección "Sepan Cuantos..." 23ª edición. México 2010. p. 81.

5.Fray Diego Durán: Ob. cit. Vol I. Capítulo XVI. p. 183.

6.Chimalpahin: Ob. cit. Vol. I. Quinta Relación. p. 395. Tercera Relación. pp. 207 y 225-227.

7.Anales Mexicanos. México-Azcapotzalco (1426-1589). Anales del Museo Nacional de México. Vol. VII. 1903. pp. 63- 65.

8.Chimalpahin: Ob. cit. Vol. II. Séptima Relación. p. 99.

9.Ver glosario de términos en nahuatl.

10.Fray Diego Durán: Ob. cit. Vol I. Capítulo XXV. pp. 262-263.

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