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LUGAR DE LA EDIFICACIÓN DE MÉXICO-TENOCHTITLAN. CÓDICE DURÁN

lunes, 15 de febrero de 2021

Los primeros 50 años

El principio es la mitad del todo.

Sócrates

 

    A su llegada a la isla los mexicas estaban liderados por jefes con funciones militares y  religiosas, apoyados por ancianos, probablemente los calpolleque -jefes de los calpoltin-, a los que las crónicas suelen denominar como guías, capitanes, caudillos o jefes para  designarlos.

He aquí como Fray Juan de Torquemada describe a estos dirigentes:

"De los primeros que llegaron a la fundación de esta ciudad se halla haber sido cuatro muy señalados; […] Esto hallé en unos cantares antiquísimos que tratan de la fundación de esta ciudad y no sabré dar razón si fueron de las nueve cabezas o capitanes que acaudillaban a las nueve familias que llegaron al primer sitio de Chapoltepec o hijos y descendientes de ellos; porque la confusión de las historias antiguas no dan más luz."1

    Los recién llegados es probable que solicitaran permiso al señor de Atzcapotzalco para establecerse en su nuevo hogar, perteneciente a sus dominios, que lo concedería a cambio de la imposición de tributo. Los “Anales de Tlatelolco” nos dicen al respecto:

"Cuando llevaban allí 40 días [los mexicas en Tenochtitlan], Acolnahuacatzin, tlatoani de Atzcapotzalco, mandó que fueran a ver el humo que se levantaba de entre las cañas; envió al tezcacoacatl y tlacochcalcatl Cacahuitl, el cual fue a ver a los mexicas  que en medio de  las  cañas  estaban haciendo humaredas. Llegó y les preguntó: '¿Quiénes sois vosotros? Porque me envía Acolnahuacatzin'. Le respondieron: 'Somos mexicas'. [El enviado] fue a decir al tlatoani que eran los mexicas quienes estaban haciendo humo; nuevamente lo envió, instruyéndolo: 'Di a los mexicas que pueden establecerse allí, porque se han asentado en mi territorio. Esto les doy a cambio del  largo tiempo en que han padecido, pues en ningún lugar han hallado reposo'. Luego acordaron los mexicas: 'Mexicas, vayamos a barrer a Atzcapotzalco, vayamos a suplicar al señor Acolnahuacatzin'. Y empezaron a llevar aves, pescados, ranas, carrizos y varas para ir a barrer y hacer fuego en Atzcapotzalco, en  el palacio del  tlatoani Acolnahuacatzin. [El texto entre corchetes se ha añadido aquí]."2

    Es de suponer también que, estando sometidos a vasallaje, les fuese impuesto un jefe o gobernador con funciones civiles o militares -cuauhtlahtoani, águila que habla-. Se sabe que Tetzotzomoc, señor de Atzcapotzalco, situó a varios de sus hijos como dirigentes de altepeme dependientes. Los “Anales de Tlatelolco”, en cuanto a Tenochtitlan afirman:

"Cuando se asentó tlatoani en Tenochtitlan, ya hacía un año que había gobierno en Tlatelolco; quien dio principio al tlatocayotl de Tenochtitlan fue Tlacoten, hermano menor de Cuacuahpitzahuac, a quien también fueron a solicitar a Atzcapotzalco. Después de que [Tlacoten] se enseñoreó en el año 11 Calli [1.373], no duró mucho tiempo, porque estuvo allá sólo durante doscientos días. Cuando murió [Tlacoten] se asentó su hermano menor Teuhtlehuatzin, el cual tampoco duró mucho tiempo entre los tenochcas,  porque regresó a Atzcapotzalco. Así que los dos hermanos gobernaron durante un mismo año; y después de que el se marchó, durante años no hubo gobernante [en Tenochtitlan], sino que estuvo vacante."3

    Fuentes pro tenochcas4, como la “Crónica Mexicayotl”, de Alvarado Tezozómoc, no informan de esta dependencia, sino que sólo hacen mención de los trece ancianos y cuatro o cinco teomamaque  -dirigentes religiosos que capitaneaban a los mexicas durante la migración-.

Chimalpahin, por su parte, en su Séptima Relación, escribe:

"1 Acatl, 1.363 [...] En mismo año de 1 Acatl murió en Mexico  Tenochtitlan Tenochtzin, que fue cuauhtlato y caudillo en Tenochtitlan durante 39 años; y si se cuenta desde que en Colhuacan Tizaapan los mexicas lo pusieron para que los acaudillara, resultan 65 años.5"

    Fray Juan de Torquemada, con motivo de la posterior elección del primer tlahtoani mexicatl, Acamapichtli , nos dice:

"Los mexicanos que estaban en este sitio de Mexico, ya con beneplácito del rey de Azcaputzalco y le reconocían con tributo y pecho, habiendo elegido nuevo rey, puso en cuidado al de Azcaputzalco esta elección, pareciéndole que teniendo cabeza que los rigiese y gobernase, sería posible que se le rebelasen y aun pretendiesen quitarle el imperio; [...] "6

    Y después, una vez elegido el segundo tlahtoaniHuitzilihuitl, añade:

"Hecha esta elección de Huitzilihuitl, e introducido en el reinado fuele dado nombre y título de: Tlacochcalcatl Yaotequihua, a su hermano Quatlecohuatzin, que es como decir, capitán general y suma cabeza de los ejércitos. De manera que según esto, ya en estos tiempos hacían guerra los me- xicanos, saliendo de su pueblo y ciudad para ofender a otros.  Y es de creer seria así;   pues sabemos que el emperador de Azcaputzalco, luego que se introdujo en el imperio para  haberse  de  apoderar  de  él,  sacó  en su ayuda al rey de Tlatilulco, Quaquauhpitzahuac, su hijo y al de Mexico, Acamapichtli y así como le ayudaron en aquella ocasión, le ayudarían en otras de algunos pueblos y ciudades,  que se le rebelarían y substraerían de esta obediencia; [...]"7

    No puede caber duda de que durante este período los mexicas, tanto de Tlaltelolco como de Tenochtitlan, estaban sujetos al señorío de Atzcapotzalco, siendo sometidos a tributación y prestando servicios personales como auxiliares de guerra. Y sus dirigentes o bien fueron impuestos por los tepanecas o, en caso de los tenochcas, tendrían el beneplácito del señor de Atzcapotzalco.

    En esta primera etapa las conquistas más importantes que realizaron los mexicas, bajo la dirección de los tepanecas, fueron las de Colhuacan, hacia 1.346 d.C., y la de Tenayocan, hacia 1.370. Con relación a la primera hay que decir que dicho altepetl no tenía en este tiempo la importancia que tuvo años atrás, hecho confirmado arqueológicamente por el hallazgo de mayor cantidad de restos cerámicos correspondiente a épocas más antiguas. Y aunque las fuentes no son muy expresivas sobre esta conquista, la “Historia de los mexicanos por sus pinturas” dice:

"[...] que se contaron veintiuno de la fundación de México,  los  de México hicieron guerra a los de Culhuacan y les quemaron su templo."8

    Por otra parte, en la “Leyenda de los Soles”  se lee:  

"He aquí que llegaron a la tierra, aquí a Tenochtitlan, que no era más que tular y cañaveral, donde padecieron trabajos cincuenta años. Nadie era su rey, sino que aun por sí solos entendían los mexicanos en lo que les tocaba. 2 calli. Colhuacan. Tenayocan. He aquí lo que fué la conquista de los mexicanos: solamente dos  lugares, Colhuacan y Tenayocan.”9

    La batalla contra este último altepetl fue incitada por el señor de Atzcapotzalco con la intención de que su toma acrecentase el derecho al uso del título de Chichimecatecuhtli -señor de los chichimecas- implantado por Xolotl como dirigente en Tenayocan

    Se ha mencionado la importancia de Atzcapotzalco en este período de la historia mexica. Este señorío tuvo gran importancia en el desarrollo de los acontecimientos desde que los me- xicas se establecieron en Tenochtitlan, en 1.325, hasta que fue derrotado por éstos en 1.430. A continuación se hará una breve referencia al mismo.

     Atzcapotzalco había sido fundada por los tepanecas, uno de los grupos étnicos llegados a la Cuenca de México después de la caída de Tollan, que se establecieron en el área noroccidental del complejo lacustre entre la segunda mitad del siglo XII y la primera del XIII. Su territorio comprendía, además del mismo Atzcapotzalco como núcleo central, las poblaciones de Atlacuihuayan -por deformación toponímica española se la conoció como Tacubaya-, Tlacopan -Tacuba-, Huitzilopochco -el actual Churubusco- y Coyohuacan -Coyoacán-. Su etapa de máximo esplendor coincidió con la autoridad del tlahtoani Tetzotzomoc (ca. 1.371 - 1.426 d.C.). La política dinástica de este gran líder consistió en el establecimiento de alianzas matrimoniales entre miembros de su familia y los dirigentes de los señoríos aliados o con quistados, así como en la imposición de sus hijos o parientes  más cercanos como gobernantes de los mismos. Sus dominios comprendían gran parte del sistema lacustre, pero poco después de su fallecimiento, el poderío del Tlahtocayotl10 decayó, siendo sustituído por el de una confederación tripartita formada por Mexico-Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan. 

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1. Fray Juan de Torquemada: Monarquía Indiana. Edición digital. UNAM. Instituto de Investigaciones Históricas. Estudios de Cultura Nahuatl. México 1975-1983. Vol. I, Libro III, Cap. XXII. p. 398.

2. Anales de Tlatelolco. CONACULTA. Colección Cien de México. Primera edición México 2004. Paleografía y traducción de Rafael Tena. pp. 73-74.

3. Anales de Tlatelolco. Ibíd. p. 39.

4. Las fuentes indígenas están teñidas de un fuerte sentido etnocéntrico que privilegiaba la historia del pueblo de origen del autor de las mismas, ya fuese por motivos políticos u otro tipo de intereses. Así, entre las historias escritas desde el punto de vista tenochca se pueden citar las del dominico Fray Diego Durán (Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme) y Alvarado Tezozómoc, (Crónica Mexicana), nieto de Motecuhzoma II, ambas basadas en un manuscrito indígena hoy desaparecido, que ha sido llamado Crónica X. El escrito anónimo “Los anales de Tlatelolco” relata la historia de los mexicas desde el punto de vista de esta ciudad hermana de Tenochtitlan. Los relatos de Alva Ixtlilxochitl potencian la influencia de Tetzcoco, ya que era descendiente de los señores de esta ciudad.

5. Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin: Las Ocho Relaciones y el Memorial de Colhuacan. Ed. CONACULTA. México 2003, 1ª reimpresión. Vol. II. Séptima Relación. pp. 45-47.

6. Fray Juan de Torquemada: Ob. cit. Vol. I, Libro Segundo, Capítulo XV. p. 142.

7. Fray Juan de Torquemada: Ob. cit. Vol. I, Libro Segundo, Capítulo XVII. p. 148.

8. Angel María Garibay: Teogonía e Historia de los mexicanos. Editorial Porrúa. Colección “Sepan cuantos..”. México 2005. p. 57.

9. Códice Chimalpopoca. Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de los Soles. Traducción Primo Feliciano Velázquez. UNAM. Instituto de Investigaciones Históricas. Segunda edición. México 1975. p. 127.

10. Tlahtocayotl: Estado o territorio gobernado por el tlahtoani. R. Siméon. Tlatocayotl: “Señorío, estado, reino, corona, patrimonio,..”. “Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana”. Siglo XXI Editores. México 1981. p. 674.

La fundación de Tenochtitlan

...... y no ignoro que todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas.

José Saramago



    Como se ha dicho anteriormente, perseguidos por los colhuaque, los mexica se refugiaron en una isla situada al oeste del lago Tetzcoco, en un paraje que denominaron Toltzallan Acatzallan -entre Tules, entre Cañaverales-; isla bajo el dominio de Atzcapotzalco y que hacía de divisoria entre éste, Colhuacan y Tetzcoco, donde fundarían su anhelado altepetl.
    
    Casi todas las historias narran el asentamiento de la ciudad en un lugar señalado por un hecho portentoso, revelado por Huitzilopochtli. Éste habló con el jefe Cuauhtlequetzqui -Águila que se levanta- y le indicó que el poblado debería ser erigido allí donde vieran un águila posada en un nopal1 que crecía sobre una piedra; ave que estaría devorando una serpiente. En algún texto se hace mención de que lo que vieron los mexicas fue un águila desgarrando un pájaro.2

    Pero, retrocediendo en el tiempo, recordemos que durante la migración tuvo lugar una de las divisiones del contingente mexica en dos grupos, avecindándose la facción abandonada en Malinalco. Este bando, según el mito, estaba dirigido por la hermana de Huitzilopochtli,  Malinalxochitl -Flor de Malinalli, una hierba-, quien engendró a Copil. Cuando los mexica se establecieron en Chapoltepec, fueron atacados por primera vez por una coalición de pueblos promovida por Copil, quien según una versión sería muerto por su tío en el islote de Tepetzinco, que los españoles denominaron posteriormente el Peñón de los Baños, hoy en la Delegación Venustiano Carranza, en Ciudad de México.

    Nos dice Tezozómoc:
"[...]  luego agarraron a Copil allí, en Tepetzinco; y en cuanto murió le degolló al punto, le abrió el pecho y le tomó el corazón; [...] En cuanto le hubo muerto Huitzilopochtli echó a correr con el corazón de Copil, yendo a encontrarle el teomama llamado Cuauhtlequetzqui, quien al encontrarle: '¡Pasaste trabajos, oh sacerdote!', respondiéndole él: 'Oh Cuauhtlequetzqui, ven, he aquí el corazón del bellaco de Copil, a quien fui a matar; corre y llévatelo dentro del tular, del carrizal, donde verás un tepetate3  sobre el cual descansara Quetzalcoatl cuando se marchó; allí te colocarás en pie cuando arrojes el corazón de Copil'. Por esto viene Cuauhtlequetzqui de inmediato a arrojar el corazón; cuando hubo llegado a donde había  prometido vio inmediatamente el tepetate, se subió sobre él a arrojar el corazón, que fue a caer dentro del tular, del carrizal[...]"4

     Y unas páginas adelante escribe: 

"[...] Luego, cuando Huitzilopochtli vió y llamó a sí de noche al 'teomama' llamado Cuauhtlequetzqui, o quizás Cuauhcoatl, le dijo: '¡Oh Cuauhcoatl! habéis visto ya y os habéis maravillado con todo lo que hay allá dentro en el carrizal. Oíd, empero, que hay algo más que no habéis visto todavía; idos incontinenti a ver el 'tenochtli'5 en el que veréis se posa alegremente el águila, la cual come y se asolea allí; por lo cual os satisfaréis, ya que es el corazón de Copil que arrojaras cuando te pusiste en pie en Tlalcomocco, y que luego fué a caer a donde visteis, al borde del escondrijo de la cueva, en Acatzallan, en Toltzallan y donde germinó el corazón de Copil, que ahora llamamos 'tenochtli'; allí estaremos, nos encontraremos con las diversas gentes, pecho y cabeza nuestros; con nuestra flecha y escudo nos veremos con quienes nos rodean, a todos los que conquistaremos, apresaremos; pues ahí estará nuestro poblado, México Tenochtitlan, el lugar en que grita el águila, se despliega y come, el lugar en que nada el pez, el lugar en que es desgarrada la serpiente, México Tenochtitlan, y acaecerán muchas cosas'; e inmediatamente dijo Cuauhcoatl: 'Está bien, ¡oh sacerdote! Ha otorgado tu corazón: óiganlo por tanto tus padres y los ancianos todos' y de inmediato reunió Cuauhcoatl a los mexica y les notificó la plática de Huitzilopochtli, oyéndola ellos".6

    En ese lugar levantaron un pequeño altar dedicado a Huitzilopochtli, que con el transcurso del tiempo fueron agrandando hasta convertirlo en la impresionante estructura conocida hoy como el Templo Mayor -Huey Teocalli, textualmente Gran Casa de Dios-, ubicada dentro de un recinto ceremonial en el que había otros templos, adoratorios, casas sacerdotales y de enseñanza de los hijos de los nobles, e incluso cancha para el juego de pelota -tlachtli- y muros o altares de cráneos -tzompantli-.

    La imagen del águila sobre el nopal desgarrando a una serpiente es hoy en día el Escudo Nacional de los Estados Unidos Mexicanos.

    


                         Bandera de México, con el Escudo Nacional en el centro

    Alrededor de ese altar, orientado en dirección este oeste por ser  Huitzilopochtli un dios solar, edificaron, en un principio, casas de barro y cañas en que resguardarse e hicieron la traza de lo que sería la futura ciudad, dividiendo el espacio en cuatro distritos, compuestos cada uno de  ellos por varios calpoltin

    Por lo que respecta al año de la fundación, la mayoría de las crónicas señalan Ome Calli -Dos Casa-, es decir, 1.325 d.C., aunque algún estudioso como Nigel Davies7 fija dicha fecha en 1.345 d.C..

    Prescindiendo de elementos míticos, puede afirmarse que se refugiaron en dicho islote, huyendo de la persecución de Colhuacan, y con el consentimiento del dirigente de Atzcapotzalco, que los sometió a tributación y utilizó sus servicios como mercenarios.

 
    El asentamiento en ese lugar, dejando de lado la pobreza a que hacen referencia las crónicas, resultó muy acertado desde un punto de vista estratégico: ofrecía posibilidades alimenticias, dada la riqueza faunística del lago; permitía el aprovechamiento agrícola de su zona pantanosa, mediante el uso de técnicas agrarias que ya conocían; poseía buenas condiciones defensivas al estar rodeado de agua; y permitía el intercambio de productos con los otros pueblos ribereños del lago utilizando embarcaciones, lo que no era de poca importancia conociendo que el único sistema de transporte de mercancías por tierra era a espaldas de porteadores humanos, dada la falta de animales de carga y tiro y el desconocimiento del uso de la rueda para estos menesteres.
 
    Según refieren algunas crónicas, un grupo de mexicas, descontentos con la distribución de tierras o quizás acuciados por la falta de espacio, se separaron del grupo principal y se establecieron en otro islote cercano, situado al norte, fundando otra población llamada Tlaltelolco -Tlatelolco-. Mencionan dichas crónicas haber ocurrido tal hecho en Ce Calli -Uno Casa-, 1.337 d.C., trece años después de la fundación de Tenochtitlan.
 
    Sobre las fechas de fundación de ambas ciudades hay que hacer notar las discrepancias existentes entre las primeras fuentes documentales y los modernos descubrimientos arqueológicos. Éstos sugieren, tanto en lo que respecta a los hallazgos de cerámica como a las fases constructivas del Templo Mayor de Tlaltelolco, que este lugar estuvo habitado antes que Tenochtitlan. También la arqueología parece indicar que este último enclave estuvo habitado con antelación a la llegada de los mexicas. 
 
    ¿De dónde procede la denominación de Mexico-Tenochtitlan? Ya que los estudios arqueológicos han puesto de manifiesto el poblamiento de la isla con anterioridad a la llegada de los mexicas ¿Cuál era su denominación? Según la explicación ofrecida por Cristian Duverger8 los Otomi, grupo étnico más antiguo en el Altiplano Central que los mexicas, denominaban en su lengua a la ciudad de México como amadetzâna -en el medio de la luna-, una metáfora por "en medio de la laguna". Los nuevos inmigrantes adoptaron, nahuatlizándolo, el nombre del lugar, si bien para distinguirse de sus anteriores moradores añadieron el topónimo Tenochtitlan para adaptarlo a sus tradiciones, según las versiones que han llegado hasta nosotros.

    Hay un error de interpretación en los primeros cronistas coloniales, que tradujeron el nombre de Tenochtitlan como lugar del nopal o lugar del tunal (palabra ésta de origen taíno) creciendo sobre una piedra, y algunos representaron al águila desgarrando una serpiente, imagen que como se ha visto con anterioridad constituye el actual Escudo Nacional. La traducción correcta del término es "Lugar de la tuna sobre la piedra" -de tetl, piedra; nochtli, tuna o higo chumbo; tlan, en-. En idioma Nahuatl el nopal o tunal tiene un nombre específico -nopalli-, por lo que el "Lugar del nopal sobre la piedra" sería Tenopaltitlan. Por lo que afecta a la serpiente ya se ha visto que alguna fuente documental hace referencia a que se trataba de un ave.

    Viene aquí en nuestra ayuda, otra vez, la arqueología. En la parte posterior del monolito conocido como el Teocalli de la Guerra Sagrada, descubierto en 1.926 en los cimientos del Palacio Nacional y hoy expuesto en el Museo Nacional de Antropología e Historia de Ciudad de México, está grabada la representación del lugar de la fundación de la ciudad. En la talla se ve el nopal creciendo sobre las entrañas de un ser humano tendido en el agua del lago; el águila posa sus garras sobre dos tunas, símbolo de los corazones, alimento divino; y de su pico sale el glifo representativo de la Guerra Sagrada, atl tlachinolli -agua quemada, el agua preciosa o sangre-. Todo ello vendría a significar, alegóricamente, que el pueblo de los mexica, con los corazones de los sacrificados conseguidos a través de la guerra y conquista, debía proporcionar al Sol, representado por el águila, su alimento sagrado para que pudiese seguir con su trayecto diario a través del cielo y, por lo tanto, garantizar la continuidad de la existencia de la humanidad.





    Teocalli de la Guerra Sagrada. Fotografías de la parte frontal y posterior.


    Con el paso del tiempo las dos islas, Tenochtitlan y Tlaltelolco, fueron extendiéndose ganado terreno a las aguas del lago mediante los aportes de piedra, tierra y sedimentos de aquél, construyendo chinampas, casas, calles, y haciendo canales para permitir el riego y la circulación de embarcaciones.

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1. Nopal: Planta de la familia de las cactáceas, de unos tres metros de altura, con tallos aplastados, carnosos, formados por una serie de palas ovales, de 30 a 40 cm. de longitud y 20 de anchura, erizadas de espinas que representan las hojas, flores grandes, sentadas en el borde de los tallos, con muchos pétalos encarnados o amarillos, y por fruto el higo chumbo, y que procede de México y se ha hecho casi espontáneo en el mediodía de España, donde sirve para formar setos vivos. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española, 23ª ed., [versión 23.3 en línea]. [Consultado 05-02-2020].

2. Fray Diego Durán: "Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme". Ed. CONACULTA. Colecc. Cien de México. México 2012. pp. 90-91.

3. De tepetlatl -estera de piedra-. En México, capa terrestre caliza y dura que se emplea en revestimientos de carreteras y para la fabricación de bloques para paredes. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española, 23ª ed., [versión 23.3 en línea]. [Consultado 05-02-2020].

4. Fernando Alvarado Tezozómoc: "Crónica Mexicayotl". En 'Tres crónicas mexicanas'. CONACULTA. Colecc. Cien de México. México 2012. pp. 43-44.

5. Tenochtli: de tetl -piedra- y nochtli -tuna o higo chumbo-. Los primeros cronistas lo tradujeron, erróneamente, como "tunal o chumbera en la piedra".

6. Fernando Alvarado Tezozómoc: Ob. cit. p. 64.

7. Nigel Davies: "Los mexicas. Primeros pasos hacia el imperio". UNAM. IIH. p. 46.

8. Christian Duverger: "L'Origine des Aztèques". Editions du Seuil. Points Histoire. París 2003. pp. 139-142.

Rasgos sociales y culturales durante la migración

    Los mexica desde el momento del inicio de su marcha hacia las tierras de la Cuenca de México eran plenamente mesoamericanos. Los atributos de su vinculación con esta superárea cultural -Mesoamérica- fueron aumentando conforme iban tomando contacto con los pueblos más avanzados que encontraban en su migración.

    Conocían el cultivo del maíz, la calabaza, el frijol, el jitomate, la chía, el chile, el amaranto. Utilizaban, cuando el terreno y su  período de permanencia en él lo permitían, sistemas de agricultura tanto de secano como de regadío.

    Su organización político-social fundamental en esta época era el calpolli, grupo comunitario con un fuerte sentido de identidad, por creer descender de un antepasado común, y con sus miembros emparentados. Tenía un liderazgo interno y un dios patrono o tutelar. Kirchhoff1 señaló entre los elementos comunes de Mesoamérica con otras áreas superculturales, en este caso los Andes, la existencia de clanes de tipo calpolli-ayllu.

    Cada calpolli contribuía a  las necesidades del grupo que los incluía, suministrando, a modo de gravamen, los productos que se le señalaban, aportando obligatoriamente el trabajo de sus miembros para obras de la comunidad y dotando de efectivos militares a la misma en caso de conflictos bélicos.

    Se ha escrito que el grupo emigrante originario estaba compuesto por seis calpolli, y otras veces por siete. Sea ello o no cierto, las fuentes mencionan que en el transcurso de la migración hubo separación de algunos de ellos e incorporación de otros nuevos, siendo así que bastantes años después de la fundación de Tenochtitlan el número de los mismos ascendía a veinte.

    El grupo, o conjunto de calpolli, estaba dirigido por uno o varios jefes o guías, con funciones militares y religiosas. La mayoría de las fuentes documentales no designan a estos personajes como tlahtoque - plural de tlahtoani-, sino con otros nombres, como el de capitanes o guías. Solo utilizaron tal título después de entrar en contacto con los otros pueblos de la Cuenca de México y una vez fundado el altepetl de Mexico-Tenochtitlan

    En cuanto a sus credo religioso, se trataba de un pueblo politeísta. De antiguas creencias astrales, cuando entró en contacto con otros pueblos sedentarios experimentó un proceso de aculturación y en materia religiosa adoptó una actitud sincrética, acogiendo los dioses de éstos. Este sincretismo no era una característica propia de los mexica, sino de todos los mesoamericanos. Dice Fray Bernardino de  Sahagún:

"[...] Hallóse después de pocos años muy evidentemente la falta que de la prudencia serpentina2 hubo en la fundación de esta nueva Iglesia, porque se ignoraba la conspiración que habían hecho  entre sí los principales y sátrapas de recibir á Jesucristo entre sus dioses como uno de ellos, y honrarle como los mismos españoles le honran, conforme á la costumbre antigua que tenían, que cuando venía alguna gente forastera á poblar cerca de los que estaban ya poblados, cuando les parecía tomaban por dios al dios que traían los recién llegados; y así se multiplicaron los dioses entre ellos, tomando los que estaban ya poblados el dios de los que llegaban, y éstos el dios de los ya poblados; y de esta manera dicen que Tezcatlipuca es el dios de los de Tlamanalco, porque le trujeron consigo, y Huitzilopochtli es el dios de los mexicanos, porque le trujeron consigo; y así se multiplicaron los dioses entre ellos, tomando los que estaban ya poblados el dios de los que llegaban, y éstos el dios de los ya poblados [...]3[el subrayado se ha añadido]. 

    Con el transcurso del tiempo, los altos sacerdotes y pensadores llegaron a elaborar una creencia que consideraba que todo debía su origen a un principio dual, creador de los dioses, del mundo y de todo lo que existía, incluyendo los humanos. Tal principio, Ometeotl -Dios Dos-, tenía una manifestación masculina, Ometecuhtli -Señor Dos- y otra femenina -Omecihuatl -Mujer Dos-; ahora bien, tal pensamiento debía de descansar en las élites intelectuales, pues no se conocen imágenes de la dualidad dedicadas a su culto popular. 


    El común del pueblo creía en numerosas deidades, siendo muchas de ellas manifestaciones de una misma divinidad. Estos dioses no tenían una personalidad única e indivisible; eran más bien energías sacras con una serie de manifestaciones distintas e individualizadas que se avenían con las necesidades del entorno en que se invocaban4, y podían aparecer bajo distintas advocaciones. 

    En armonía con la dualidad, los mexica, al igual que otros pueblos mesoamericanos, solían aplicar tal principio a todas las esferas de su existencia. Así en el aspecto religioso veneraban a dioses vinculados a lo masculino, a lo seco, a lo caliente, a lo luminoso, por oposición a dioses asociados a lo femenino, a lo húmedo, a lo frío, a la oscuridad. 



                                                     A)                                               B)


                                                   C)                                              D)

Cuatro dioses importantes del panteón mexica: A) Huitzilopochtli B) Tlaloc C) Quetzalcoatl y D) Tezcatlipoca. Imágenes procedentes del Códice Florentino.


    Entre los dioses del primer grupo destacaban Huitzilopochtli, Tezcatlipoca y Quetzalcoatl. Entre los del segundo sobresalían TlalocTlaltecuhtli y Xipe Totec.

    Huitzilopochtli -el Colibrí de la izquierda o Colibrí del sur- era el dios patrono y guía de los mexicas, aunque cada uno de los calpolli tenía su propio dios tutelar. El Colibrí de la izquierda era un dios guerrero y asociado al Sol, que mantenía una lucha con los dioses nocturnos, representados por las Estrellas y la Luna, de la que salía diariamente victorioso para así mantener la existencia del mundo. Pero para ello exigía como alimento el corazón y la sangre de los humanos, cuya provisión era obligación del pueblo mexica, a través del sacrificio, fundamentalmente, de prisioneros obtenidos en combate. Desde su nacimiento al amanecer hasta su zénit era escoltado por los guerreros muertos en combate y desde el zénit hasta el ocaso era acompañado por las mujeres fallecidas en el parto. Dos tipos de colectivos, los guerreros muertos en combate o cautivos sacrificados por el enemigo y las mujeres muertas en el parto tenían el honor de disfrutar de un lugar "post mortem" -La Casa del Sol- distinto al de los fallecidos de muerte natural, que estaban destinados al Mictlan o Inframundo, independientemente de su posición social o de su comportamiento  en vida.

    Tezcatlipoca -Espejo Humeante-, dios omnipresente y personificador del cielo nocturno, representaba al guerrero del norte; al contrario que Huitzilopochtli, dios guerrero del sur. Era el protector del Telpochcalli -Casa de los jóvenes- establecimiento destinado a la educación de los jóvenes plebeyos y donde se les enseñaba el oficio de la guerra.

    Quetzalcoatl -Serpiente emplumada- es otro dios perteneciente a este grupo, aunque también con connotaciones telúricas. Muy antiguo en el panteón mesoamericano, probablemente fuera conocido por los olmecas unos 1000 años a.C., aunque donde está claramente representado es en la escultura de Teotihuacan y posteriormente de Tula. Dios de vida, que con su sangre sobre los hombres muertos en otra época creó a la nueva humanidad, a la que enseñó también el cultivo del maíz, era también la deidad del viento y representaba la sabiduría, las artes y las ciencias,  que transmitió a los humanos. Era el dios protector del calmecac, escuela superior donde los hijos de los nobles, y excepcionalmente algunos plebeyos distinguidos, eran educados en conocimientos religiosos, históricos, astronómicos, calendáricos y en el arte de la guerra. De estas escuelas procedían los más altos representantes del sacerdocio, de la administración civil y de la alta dirección militar.

    Tlaltecuhtli -Señor de la tierra- era representado como un monstruo con las fauces abiertas para devorar los cuerpos y beber la sangre de los cadáveres. A Huitzilopochtli, en cambio, como se ha dicho, se ofrecían los corazones y sangre de los sacrificados.

    Xipe-Totec -Nuestro Señor el desollado-, dios de la agricultura, de la vegetación y de los orfebres, representaba la regeneración mediante el desecho de lo que ha dejado de ser útil, la renovación de la nueva vegetación a partir de las plantas secas. Es uno de los dioses que más animadversión concitó entre los primeros cronistas españoles, ya que su ofrenda consistía en desollar a un esclavo cuya piel vestía un sacerdote, como signo de desprendimiento de lo viejo y de cambio, como lo hace la naturaleza que se transforma mudando su piel seca para adquirir un nuevo verdor. 

    Rendían culto, entre otros muchos, a los dioses del fuego, del inframundo, de la luna, de las estrellas, del octli -pulque, bebida alcohólica obtenida de la fermentación del jugo del maguey-.

    En relación con la escritura,  aunque no eran poseedores un alfabeto, sí tenían un sistema de signos pictográficos que les permitía representar números, anales, y acontecimientos. Tales signos los plasmaban en pieles de animales o en una especie de papel -amatl- fabricado con la corteza de árboles, principalmente del género Ficus, que después enrollaban o plegaban en forma de biombo. Estos anales y crónicas eran escuetamente representados y servían como ayuda para la transmisión oral de las historias por parte de aquellos que las habían aprendido de memoria durante su formación.

    Entre  los dioses asociados a la humedad y a la fertilidad se encontraba Tlaloc -Néctar de la Tierra-, deparador de la lluvia y del rayo, que aunque benefactor en general, era temido por su ira, que se manifestaba en sequías, en riadas o en heladas y granizadas. Para propiciar sus efectos beneficiosos se le sacrificaban prisioneros y niños. De su importancia en el panteón mexica da fe el hecho de que en Tenochtitlan tenía su altar en la cumbre del Templo Mayor al lado del de Huitzilopochtli. Los fallecidos por ahogamiento o hidropesía tenían el privilegio de ir al Tlalocan, lugar paradisíaco y morada del dios.


Árbol del género Ficus, de cuya corteza se obtenía el papel de amate -amatl-.

    Estaban en posesión de avanzados conocimientos astronómicos, a los que estaba asociada la medición del tiempo y el ritmo de las variaciones estacionales. Tenían un sistema calendárico compuesto de dos ciclos: uno constituído por 20 nombres y 13 números cuya combinación ofrecía un total de 260 días, usado con fines adivinatorios, el Tonalpohualli -Cuenta de los días-; y otro de 365 días, el Xihuitl -Año-, calendario solar que regía la  vida ritual y agrícola, dividido en 18 meses de 20 días cada uno, más un total de 5 días que se consideraban aciagos o nefastos -los nemontemi-.

    Después de cada 52 años volvía a coincidir el inicio de ambos calendarios, iniciándose un nuevo "siglo" mesoamericano. Los mexicas realizaban la ceremonia del encendido del Fuego Nuevo y así celebraban la llegada de un nuevo período de existencia de la humanidad. En una entrada posterior tendré oportunidad de exponer más detalladamente este complejo asunto.

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1. Paul Kirchhoff: "Mesoamérica, sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales". Acta Americana, Vol. I, núm. 1, 1943. pp. 92-107.

2. Jesús a sus discípulos: "He aquí, yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas." Evangelio de San Mateo. c. 10, v. 16.

3. Joaquín García Icazbalceta: "Fragmentos inéditos de Sahagún". En 'Bibliografía mexicana del siglo XVI'. Ed. Librería de Andrade y Morales Sucesores. México 1886. p. 317.

4. Joaquín García Icazbalceta: "Fragmentos inéditos de Sahagún". En 'Bibliografía mexicana del siglo XVI'. Ed. Librería de Andrade y Morales Sucesores. México 1886. p. 317.

Entre el origen y la llegada. Mitos e historia

     Aunque el período anterior a la fundación de Mexico-Tenochtitlan, ocurrida según la mayoría de las fuentes en 1325 d.C., no es objeto de estudio en este blog, procederé a efectuar un somero análisis de algunos de los sucesos acaecidos, de los que se tiene conocimiento, al grupo étnico de los mexica antes de esa fecha; y es que durante ese período se fueron originando los rasgos culturales, religiosos, sociales y políticos que los caracterizaron posteriormente. 

El lugar de origen 

    Según algunas fuentes1 se decían originarios de un lugar denominado Aztlan -lugar de garzas o lugar de la blancura, quizás por referencia al color del plumaje de esa ave-, enclave situado en una isla, situada al norte del Altiplano, desde donde emprendieron una migración que les llevaría, aproximadamente, más de dos siglos y medio después hasta su establecimiento definitivo en una isla al oeste del lago Tetzcoco, dentro de la Cuenca de México. 

    La cronología de la migración no está exenta de controversia y no hay acuerdo general sobre la datación de los registros en las fuentes documentales. Ello es consecuencia al menos de tres factores: en primer lugar, para un mismo suceso diversas fuentes ofrecen fechas distintas; en segundo lugar, en algún caso, un mismo autor ofrece a veces tiempos diferentes para un mismo acontecimiento; y en tercer lugar, los calendarios de diversos pueblos comenzaban en fechas diferentes del calendario cristiano, por lo que para un mismo hecho ocurrido en el mismo día de dos pueblos indígenas las fechas occidentales no serían las mismas. 

    Hay que relativizar, pues, el tiempo exacto en que transcurrieron los diversos sucesos de la migración, sobre todo los más antiguos, por lo que cuando se reflejen fechas las tomaremos a título simplemente orientativo.

    Como he dicho en una entrada anterior, la generalidad de los pueblos de habla nahuatl que habían invadido la Cuenca, provenientes de las llanuras septentrionales y semiáridas, afirmaban proceder de un enclave llamado Chicomoztoc -lugar de las Siete Cuevas-, sobre el que no hay duda de que se trataba de un mito de origen de los mismos. De esas Siete Cuevas cual si de un útero de la madre tierra se tratara partían las diversas "naciones" en busca de su ulterior identidad.


Chicomoztoc. Historia Tolteca Chichimeca. Folio 16r.

    Aunque en algunas fuentes -como en los escritos de Durán, Tezozómoc, el Códice Ramírez, Cristóbal del Castillo o algún texto de Chimalpahin- se sostiene que Aztlan y Chicomoztoc son un mismo lugar, en otros documentos ambos enclaves son distintos y aquél precedía a éste.

    Probablemente la diferenciación, en algunas fuentes de origen mexica, entre los lugares de Aztlan y Chicomoztoc se deba a que los mexica se consideraban peculiares, elegidos por su dios Huitzilopochtli para conquistar al resto de los otros pueblos surgidos de las Siete Cuevas y que habían llegado antes que ellos a la Cuenca de México y valles adyacentes.

    Se han hecho numerosos intentos por localizar Aztlan, desde el suroeste de los Estados Unidos hasta áreas más cercanas al Altiplano Central mexicano, pero dentro del área mesoamericana;  entre ellos los de Kirchhoff y Wigberto Jiménez Moreno2. Sin embargo, no se han hallado restos arqueológicos que respalden estas conclusiones.

    Con todo, conocidos los rasgos culturales de los mexica durante la migración, que serán expuestos posteriormente, se puede afirmar  que dicha etnia procedía de algún lugar dentro del área mesoamericana. Un estudio científico, realizado por varios investigadores3, sostiene que la comparación de la morfometría craneal de mexicas de Tlaltelolco con la de grupos del Norte de Mesoamérica no apoya un emplazamiento de Aztlan hacia el suroeste de los Estados Unidos, sino en áreas más cercanas a la Cuenca de México. 

    Pues bien, pese a los esfuerzos de notables investigadores, que han propuesto la localización de tal lugar, la opinión más acertada, a mi juicio, es que Aztlan es un enclave mítico y simbólico, imagen arquetípica del emplazamiento donde se establecieron finalmente, Tenochtitlan

    No todo el recorrido de la migración está rodeado de un halo mítico. Cuanto más nos acercamos a la fundación de Tenochtitlan más posible es que coincidan el relato, despojado de sus elementos míticos, y la historicidad de los acontecimientos.

    Ante la carencia de documentos prehispánicos históricos, en el sentido occidental y moderno de la historia -es decir, registros escritos y verificables-, algunos eruditos han considerado las narraciones de la migración mexica como imaginarias y míticas, alegando que su significado es de orden simbólico y que lo que pretendían sus autores era legitimar el status social de los nobles y justificar el derecho de los gobernantes a la posesión del espacio adquirido. Ahora bien, si los mitos del origen de los mexica, al igual que los de otros pueblos de filiación nahuatl, informan sobre el origen de dicho pueblo de una manera simbólica, no es menos cierto, como señala Enrique Florescano4, que algunos símbolos pueden hacer referencia a hechos históricos reales ocurridos en el espacio donde se relata el mito -como, por ejemplo, el hecho de ser un pueblo invasor, conquistador de otros pueblos agricultores más antiguos. 

    Tres son las etapas en que se suele dividir el camino desde su salida de Aztlan hasta la fundación de Tenochtitlan: La primera, de Aztlan a Tollan; la segunda, de Tollan a Chapoltepec; y, finalmente, la de Chapoltepec a Tenochtitlan. De ellas examinaré los acontecimientos más destacables, siguiendo para ello, fundamentalmente, las fuentes de origen tenochca.

De Aztlan a Tollan 

    Los acontecimientos habidos entre estos lugares son los menos documentados en las narraciones de la migración y, seguramente, los más vinculados a elementos míticos o simbólicos contenidos en las mismas.

    Ya que los códices pictoglíficos -combinación de pictogafías y glifos- no determinan cuántas personas partieron de Aztlan, lo más acertado es decir que se desconoce su número. Así, en la "Historia de los mexicanos por sus pinturas" se dice:

"Y para ello hicieron tres caudillos o tres capitanes: al uno dijeron Xuihtin y al otro Tecpatzin y al otro Cuatlicue, y con estos tres partieron muchos mexicanos, no tienen el número de ellos en sus pinturas."5

    Después de pasar Chicomoztoc los azteca continuaron la migración acompañados de varios pueblos, aunque después, por mandato de Huitzilopochtli, los abandonaron para continuar su camino en solitario; y algo después la misma deidad les cambió el nombre de azteca por el de mexitin, etnónimo que utilizarían hasta su asentamiento final en la isla del lago Tetzcoco.

    Los eventos más destacados de esta andadura serán la separación de los migrantes en tres ocasiones: la primera en Michhuacan -el actual Estado de Michoacán-, en el lago Pátzcuaro; la segunda en un lugar impreciso al  este de Michhuacan; la tercera en Coatepec -en el Cerro de la serpiente-, cerca de Tollan - la actual Tula-. Estas escisiones pueden ser interpretadas como conflictos políticos intraétnicos entre los migrantes.

    La primera ruptura se produce en el lago Pátzcuaro, cuando un grupo de caminantes que deseaba quedarse en el lugar es abandonado por el resto, que decide continuar el curso de su marcha.

    La segunda división tiene como consecuencia la bifurcación de los emigrantes, dirigiéndose una facción, encabezada por la que se dice hermana de Huitzilopochtli, Malinalxochitl -Flor de malinalli, una hierba-, hacia Malinalco, y otra continuaría su camino hacia la zona lacustre.

        Así como las dos separaciones anteriores fueron incruentas, la tercera supuso el casi total exterminio en Coatepec del grupo disidente que intentaba quedar en dicho lugar. Respecto a este episodio unas fuentes hacen mención al hecho de producirse durante la migración, mientras que otras lo ignoran atribuyéndolo a un conflicto entre dioses.

 En relación con las fuentes que mencionan la migración, dice una de ellas:

"[...] mandó [Huitzilopochtli] en sueños á los sacerdotes que atajasen el agua de un río, que junto allí pasaba, para que aquel agua se derramase por aquel llano y tomase en medio aquel cerro donde estaban [Coatepec], porque les quería mostrar la semejanza de la tierra y sitio que les auia prometido: hecha la presa, se derramó aquel agua y se tendió por todo aquel llano, haciéndose una gran laguna, la qual cercaron de sauces, sabinas y álamos; pusiéronla llena de juncia y espadañas, empeçóse a enchir de pescado de todo género de lo que en esta tierra se cría; empeçaron a venir aves marinas, como son patos, ánsares, garças, gallaretas, de que se cubrió toda aquella laguna, con otros muchos géneros de pájaros que hoy en día la laguna de México tiene y cría; inchóse asimesmo  aquel sitio de flores marinas, de carriçales, los quales se incheron de diferentes géneros de tordos, urracas, unos colorados, otros amarillos, que con su canto y chirriado hacían gran armonía, y alegraron tanto aquel lugar, y púsose tan ameno y deleitoso, que olvidados los mexicanos con este contento del sitio que su dios les prometía, no siendo éste más de muestra y dechado de lo que iban á buscar, dijeron que aquel les bastaba, que no querían ir de allí á buscar mas deleite del que tenían [....] oído por su dios Vitzilopochtli, como aficionados muchos de la compañía (cuyo caudillo de aquella murmuración y concierto era Vitznahua y una señora que llamaban Coyolxahu) no querían pasar adelante, [….] Airado el dios Vitzilopochtli respondió á los sacerdotes y dijo: '¿quién son éstos que así quieren traspasar mis determinaciones y poner objeciones y término á ellas? ¿son ellos por ventura mas que yo? decidles que yo tomaré vengança dellos antes de mañana, porque no se atrevan á dar parecer en lo que yo tengo determinado y para lo que fui enviado, y para que sepan todos que á mí solo an de obedecer'.

Cuentan que á media noche, estando todos en sosiego, oyeron en el lugar que llaman Teotlachco y por otro nombre Tzonpanco, que eran lugares sagrados dedicados á este dios, un gran ruido, , en el qual lugar, venida la mañana, allaron muertos á los principales movedores de aquella rebelión, juntamente a la señora que dijimos que se llamaba Coyolxahu [Coyolxahuqui], y á todos abiertos por los pechos y sacados solamente los coraçones, de donde se levantó aquella maldita opinión y seta de que Vitzilopochtli no comía sino coraçones, y de donde se tomó principio de sacrificar hombres y abrillos por los pechos y sacados solamente los coraçones y ofrecérselos al demonio y á su dios Vitzilopochtli [….] y no parando aquí el enojo de Vitzilopochtli, para más mostrar su brabeça y furor, manda á sus ayos y sacerdotes que abran y deshagan los reparos y tomas de agua que auian hecho, con que el agua estaba represada, y que la dexasen seguir su antiguo curso. Los mexicanos, no osando hacer otra cosa, quitaron y deshicieron los reparos y presas que tenían la aguas, y dexándolas correr, contra todo el torrente de su voluntad por el descanso y refresco que de aquellas aguas les redundaba y mantenimiento, pero por no incurrir en la ira de su dios, tuvieron por bien de posponer todo consuelo. Deshecha la laguna se empeçaron á secar los carriçales y espadaños y secarse los árboles y frescura y á morirse los pescados y ranas y todas las demás savandijas quel agua engendra, de que esta gente se aprovecha para su mantenimiento; empeçáronse a ir las aves marinas y á quedar aquel lugar tan seco y sombrío como de antes estaba. 
Visto por los mexicanos el destroço y esterilidad en que el lugar, donde ellos pensaron que auia de ser México, quedaua, determinaron de consultar  á su dios sobre lo que quería que hiciesen, [….] y así consultado,  mandó alçasen el real y pasasen a Tula, lo cual luego fue hecho."6(El texto entre corchetes se ha añadido aquí). 

 


Codex Azcatitlan. Fragmento de la lámina VI. En ella se observa  a Huitzilopochtli armado sobre un templo en el cerro de Coatepec.

    Este relato ha sido discutido en clave política: el episodio, de haberse producido históricamente la parada en Coatepec, puede interpretarse como un enfrentamiento cruento entre dos facciones de los emigrantes, que terminó con la victoria de aquellos que deseaban seguir el camino. 

    Entre las explicaciones que destacan los sucesos como una lucha entre dioses, destaca la de Fray Bernardino de Sahagún, condensada en lo siguiente: en el cerro de Coatepec, cerca de Tollan, vivía una diosa llamada Coatlicue -la de la Falda de Serpientes-, que hacía penitencia allí. Esta diosa era la madre de Coyolxauhqui -la Adornada de Cascabeles- y de sus hermanos los Centzonhuitznahua -los Cuatrocientos espinosos-. Estando barriendo Coatlicue  le cayó una bola de plumón, que guardó en su regazo. Al terminar de barrer la buscó pero no la encontró, habiendo quedado embarazada de la misma. La hija y sus hermanos quedaron avergonzados del estado de gestación de la madre y decidieron darle muerte; pero cuando llegaron a lo alto del cerro donde estaba temerosa Coatlicue nació Huitzilopochtli en estado adulto y armado, dió muerte a Coyolxauhqui decapitándola con la serpiente de fuego -xiuhcoatl-, la desmembró y arrojó sus restos por la pendiente. A los hermanos los persiguió, matando a casi todos.

    Esta segunda leyenda atesora una interpretación simbólico-cósmica: como Huitzilopochtli era para los mexicas el Sol, Coyolxauhqui la Luna y los Centzonhuitznahua las Estrellas meridionales, el mito representa el triunfo del Sol, de la luz, en su lucha diaria sobre la Luna y las Estrellas, que simbolizan la oscuridad.

De Tollan a Chapoltepec 

    Después de una estancia de más de década y media en Tollan7, los mexicas se internan en la Cuenca de México a principios del siglo XIII d. C. encontrando la zona lacustre densamente habitada por pueblos asentados de antiguo como por otros más recientes, de habla nahuatl, que les habían precedido en su migración. Entre ellos estaban los siguientes: 

-ACOLHUAQUE. Los acolhuaque, habitantes de la parte oriental del lago Tetzcoco, llegaron a la zona en el siglo XIII. Su centro principal lo fijaron en Coatlichan - la morada de la Serpiente-, que fue reemplazado en el siglo XIV por Tetzcoco, que anteriormente dependía de él. 

-COLHUAQUE. Posiblemente llegaron en la segunda mitad del siglo XII, y establecieron su principal centro en Colhuacan. Como antigua ciudad del imperio tolteca se consideraban herederos de su cultura. A mediados del siglo XIV fueron sojuzgados por el Señorío de Atzcapotzalco, con ayuda de los mexicas. 

-CUITLAHUACA. Se establecieron en Tlahuac o Cuitlahuac, ciudad lacustre entre Xochimilo y Chalco, unida por calzadas con tierra firme, tanto al norte como al sur. 

-CHALCA. Los chalca se ubicaron en el borde oriental del lago de Chalco, entre Xochimilco y los volcanes Popocatepetl e Iztaccihuatl. Conquistados por los mexicas se rebelaron contra ellos en varias ocasiones, siendo sometidos finalmente por Motecuhzoma I. 

-MIZQUICA. Se asentaron en Mizquic, en una isla de escasas dimensiones en la ribera sur del lago de Chalco

-OTOMI. Los Otomi habitaban de antiguo en el Altiplano. Hablaban una lengua distinta al nahuatl y a la llegada de los pueblos chichimecas, tras la caída de Tollan, fueron sojuzgados por éstos y se extendieron por diversos lugares de la Cuenca de México y sus alrededores. A comienzos del siglo XIII un grupo se había instalado en Xaltocan, en el lago del mismo nombre. A finales del siglo XIV, en 1395, fueron derrotados por Tezozomoctlahtoani de Atzcapotzalco, con ayuda de los mexicas como mercenarios, dispersándose por el este hacia Tlaxcallan y Metztitlan y por el oeste hacia el valle de Tollocan

-TEPANECA. En el siglo XIII se establecieron en la ribera occidental del lago Tetzcoco, expandiéndose hacia el norte tras la decadencia del poder de los otomíes. Cuando los mexicas se afincaron en Tenochtitlan la isla pertenecía a los tepaneca de Atzcapotzalco

-XOCHIMILCA. Relacionados tanto con los Colhuaque como con los Cuitlahuaca y los Mizquica, hasta el extremo que Durán a veces los considera a todos como Xochimilca. A finales del siglo XIV son conquistados por los tepanecas, auxiliados por los mexicas.



Distribución geográfica de los principales grupos étnicos a la llegada de los mexicas a la zona lacustre de la Cuenca de México.

    Las fuentes informan de distintos lugares por los que pasaron en su camino a Chapoltepec, por lo que aquí solo señalaré los más importantes. En el mapa siguiente  se representa la ruta seguida por los mexicas en su trayecto a Tenochtitlan; aunque hay que  tener en cuenta que este itinerario no era rectilíneo, sino  que de un lugar partían simultáneamente hacia otros, por lo que la trayectoria lineal sugiere, como se verá con posterioridad, la reelaboración de su historia por Itzcoatl para resaltar sus dominios en su tiempo. 

       

Complejo lacustre. Principales lugares recorridos por los mexicas hasta su asentamiento definitivo en Tenochtitlan.

    El primer lugar importante, dentro de la zona lacustre, donde paran es Tzompanco -en el Tzompantli8, el actual Zumpango. Allí tiene lugar una alianza matrimonial entre un miembro de la dinastía local y otro del grupo migrante, de cuyo enlace  nacería Huitzilihuitl   el Viejo, del que se hablará posteriormente. 

    La siguiente escala la realizaron en Xaltocan -donde se siembra en la Arena-, en cuyo lugar según Tezozómoc:

"[...], y allí también hicieron chinampas, y en ellas sembraron maíz, huautle9frijol, calabaza, chile y jitomate. Luego llegaron a Epcohuac, y allí también hicieron chinampas".10 

    La tercera detención destacada la realizan en Ehecatepec -el cerro del Viento-, la actual Ecatepec, en la ribera occidental de la confluencia de los lagos de Xaltocan y Tetzcoco. Posteriormente recalan en Cohuatitlan -donde abundan las Serpientes -en 1227 d.C., en donde, según el historiador chalca Chimalpahin, Huehue Huitzilihuitl -Huitzilihuitl el Viejo- se convirtió en el primer tlahtoani mexica. Algunas fuentes puramente mexicas no hacen alusión a esta exaltación, quizás por no haber fundado este personaje una dinastía como sí lo hicieron los que, posteriormente, entroncaron con el linaje de los gobernantes de Colhuacan.

    En Tecpayocan -el lugar del Pedernal-, en 1247 d.C. se realizó una ceremonia de encendido del Fuego Nuevo, según nos indica el Códice Boturini. Allí fueron derrotados por los habitantes de la localidad y los emigrantes partieron para distintos lugares, unos para la orilla oriental del lago y otros para un islote del mismo, Tepetzinco - en el Cerrito-, desde continuaron hacia Amallinalpan -lugar de las hierbas de Agua-, donde ejercieron de mercenarios de Atzcapotzalco.

    El último lugar donde pararon antes de llegar a Chapoltepec fue en Popotlan -lugar de Carrizos-, enclave en el que Cortés y sus hombres descansaron después de su derrota en Mexico-Tenochtitlan en la llamada Noche Triste, el 30 de junio de 1520. Popotlan está situada al oeste de la Ciudad de México, antes de llegar a Tlacopan, la actual Tacuba, que pertenecía a la jurisdicción del Señorío de Atzcapotzalco.

De Chapoltepec a Mexico-Tenochtitlan  

    En Chapoltepec -en el cerro del Saltamontes- hallaron requisitos ambientales favorables a un asentamiento definitivo: estaba cerca del lago, lo que permitía obtener sus productos alimenticios y construir chinampas, poseía manantiales de agua dulce y el cerro ofrecía una magnífica defensa contra ataques enemigos. Sin embargo, debido al carácter agresivo y pendenciero de los mexicas o al temor de sus vecinos a que pudieran fundar un altepetl11, fueron desalojados del lugar después de dos exitosos ataques efectuados por diversos pueblos.

    Según fuentes de origen tenochca el primer ataque fue perpetrado por los malinalcas y otros pueblos del valle de Toluca -Tollocan, donde hay Juncias o Eneas-. Los mexicas se dispersaron por las riberas del lago, aunque después volvieron a reagruparse en Chapoltepec. Las mismas fuentes narran el hecho de la muerte de Copil, hijo de Malinalxochitl, a manos de su tío Huitzilopochtli y la importancia que tendría el suceso en la fundación de Mexico-Tenochtitlan, como se verá al tratar de este asunto. 

    La segunda ofensiva fue llevada a cabo por una coalición de varios pueblos, dirigidos por Atzcapotzalco, y entre los que sobresalían Xaltocan, Xochimilco, Colhuacan y Chalco. Los mexicas, una vez vencidos, fueron dispersados entre los altepeme ganadores; y su gobernante Huitzilihuitl y sus parientes fueron sacrificados. 

    El contingente principal quedó sometido como vasallo a los colhuaque, y se refugió en Acocolco -lugar del cocolli12 de agua-, mísero enclave dentro de la laguna, al norte de Colhuacan. Desde allí rogaron a su gobernante que les concediera asilo en algún lugar de su altepetl, siéndoles permitido morar en Tizaapan

    Los primeros autores modernos situaban el emplazamiento de este último lugar en el actual Tizapan, al sur de Coyoacán, en el pedregal de San Angel (Ver el mapa anterior). Sin embargo, su raíz etimológica es distinta, pues Tizapan significa 'sobre la tierra blanca' -de tizatl "tiza, tierra blanca" y pan "en, sobre"-; mientras Tizaapan -de tizaltlatl y pan- equivaldría a 'sobre el agua yesosa o blanca'. Esta distinción, así como la localización dada por Fray Diego Durán:

"[...] ques de la otra parte del cerro de Culhuacan, donde agora se parten los dos caminos, el que va á Cuitláhuac y el que va a Chalco, el cual estaba desierto,[...]"13

han llevado a los expertos a situar su localización en la península de Colhuacan, a la orilla del agua, al otro lado del Cerro de la Estrella; lo que es consecuente con la dependencia de Tizapan del Señorío de Coyohuacan , perteneciente al dominio tepaneca.

    A pesar de estar sojuzgados por Colhuacan los dirigentes de este altepetl permitieron a los vencidos emparentar con su pueblo, estableciéndose los lazos que permitirían a los mexicas argumentar la legitimad de la dinastía de sus tlahtoque, por proclamarse descendientes del linaje de los últimos herederos toltecas.

    Animados los inmigrantes, levantaron un altar y sacrificaron en el mismo una princesa, hija de Achitomeltlahtoani de Colhuacan, cuya piel desollada vistió un sacerdote. La consecuencia fue la expulsión de Tizaapan  y la persecución de los mexicas, que huyeron a refugiarse en Mexicatzinco -en la casa pequeña del dios Meztli-. A partir de ahí hasta su establecimiento en Tenochtitlan no cesarían de acosarlos los colhuaque.

    Después de pasar por Nexticpac -sobre las Cenizas- se establecieron en Itztacalco -lugar de las casas Blancas-, donde levantaron alegóricos cerros de papel y sacrificaron prisioneros. El último lugar importante donde arribaron, antes de entrar en la isla de Mexico fue a Mixihucan -el lugar del Parto-, donde se celebró el ritual del nacimiento de un hijo de una princesa colhua casada con un mexica.

    Hostigados por los colhuaque se refugiaron finalmente en una isla situada al oeste del lago Tetzcoco, en un lugar llamado Toltzallan Acatzallan -entre Tules, entre Cañaverales-, perteneciente al dominio de Atzcapotzalco, donde fundarían su deseado altepetl. Pero esto será materia de posterior estudio.

 

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1. Federico Navarrete Linares " Los orígenes de los pueblos indígenas del Valle de México. Los altépetl y sus historias". México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas (Serie Cultura Náhuatl. Monografías 33), 2011. pp. 93-170. Disponible en Internet, en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/origenes/origenespueblos.html Navarrete señala hasta 25 fuentes, entre ellas: -Códice Boturini. Joaquín Galarza y Krystyna M. Libura: "La Tira de la Peregrinación". Ediciones Tecolote. México. 1999. -Codex Azcatitlan. Bibliothèque Nationale de France/Société des Américanistes. París. 1995. -Códice Aubin. Editorial Innovación, S.A. México. 1980.

2. Paul Kirchhoff: "¿Se puede localizar Aztlán?" En 'Mesoamerica y el Centro de México'. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México. 1985. pp. 331-340. -Wigberto Jiménez Moreno: "La migración mexica". En Actas del XL Congreso Internacional e Americanistas. Roma, Génova: 1972. pp. 167-172.

3. M. Hernández et alt.: "Contraste del mito de Aztlán a partir de la morfometría geométrica (EDMA) de series craneales mexicanas". En Revista Española de Antropología Física. Vol. 27. 2007. pp. 45-57. Disponible en Internet, en: https://www.seaf.es/images/seaf/papers/vol27/reaf%2027%2004%2045-57%20Hernandez.pdf.

4. Enrique Florescano Mayet: "Mito e historia en la memoria nahua". En Historia Mexicana, [S.l.], p. 607-661, ene. 1990. ISSN 2448-6531. Disponible en Internet, en: https://historia mexicana.colmex.mx/index.php/RHM/article/view/2108/3038

5. "Historia de los mexicanos por sus pinturas". En Angel M. Garibay K.: 'Teogonía e Historia de los Mexicanos. E. Porrúa. Colecc. Sepan cuantos... 6ª ed. México. 2005. p. 39.

6. Fray Diego Durán: "Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme". Vol. I. CONACULTA. Colecc. Cien de México. México. 2002. pp. 75-78.

7. Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin: "Las Ocho relaciones y el Memorial de Colhuacán". CONACULTA. Colecc. Cien de México. México. 2003. p. 101.

8. Tzompantli: Estructura consistente en varias vigas travesadas por barras en las que se ensartaban los cráneos de las víctimas de los sacrificios.

9. Huauhtli: Planta herbácea conocida como amaranto, alegría y bledo. La parte más importante de la planta son las semillas.

10. Fernando Alvarado Tezozómoc: "Crónica Mexicayotl". En 'Tres crónicas mexicanas'. Paleografía y Traducción de Rafael Tena. CONACULTA. Colecc. Cien de México. México. 2012. p. 53.

11. Altepetl: Literalmente Cerro de agua -de atl, agua y tepetl, cerro-. Es un difraismo nahuatl para señalar un asentamiento humano, en general por un misma etnia, con un territorio propio, una misma lengua y un dios protector. Era la organización sociopolítica fundamental del Altiplano a la llegada de los españoles. Ha sido comparada por algunos autores, desde una óptica occidental, a la ciudad-estado del Viejo Continente.

12. Cocolli: Hierba que crecía sobre el agua del lago y que, después de recogida y secada, servía de alimento.

13. Fray Diego Durán: Ob. cit. p. 83.