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LUGAR DE LA EDIFICACIÓN DE MÉXICO-TENOCHTITLAN. CÓDICE DURÁN

miércoles, 17 de febrero de 2021

Selección de los tlahtoque

    La sucesión dinástica en el tlahtohcayotl mexica se caracterizaba por dos notas fundamentales: la línea de sucesión era semihereditaria1 y la selección del tlahtoani se realizaba mediante elección.

    El orden sucesorio no era estrictamente hereditario por línea paterna y preferencia al primogénito, ya que la designación del tlahtoani la llevaba a cabo un Consejo, más o menos amplio, formado por altos dignatarios tenochcas, siendo ratificada, si bien con carácter protocolario, por los señores de Tetzcoco y Tlacopan a partir de la constitución de la Triple Alianza entre Tenochtitlan y estos dos señoríos. Ahora bien, la elección respetaba una cierta regla de primogenitura, ya que el señorío, en el caso de que a un tlahtoani le sucediesen sus hermanos retornaba, después de haber gobernado éstos, a uno de los hijos del primer gobernante. 

    Hasta la elevación de Itzcoatl al gobierno, la sucesión fue por rigurosa herencia patrilineal: a Acamapichtli le sucedió su hijo Huitzilihuitl y a éste, a su vez, su hijo Chimalpopoca. Pero a la muerte del último el señorío pasó a manos de su tío Itzcoatl, iniciándose a partir de entonces la línea de sucesión semihereditaria. En su momento se verá el orden sucesorio, así como el grado de parentesco entre los tlahtoque, desde Acamapichtli hasta Motecuhzoma Xocoyotzin

    Una explicación de por qué durante la gobernación de los tres primeros tlahtoque la sucesión fue patrilineal estricta puede residir en el hecho de que durante ese  tiempo Tenochtitlan estaba sometida a Atzcapotzalco y en este tlahtohcayotl regía tal sistema de sucesión desde los chichimecas de Xolotl. Así, después de haber ordenado la muerte de su hermano menor Tayauh, heredero al trono tepaneca por deseo de su padre Tetzotzomoc, dice Maxtla:

“[…] qué os parece, ¿no fué muy bien hecho quitarle la vida á mi hermano? pues, como sabéis bien, era menor que yo,  y conforme á las  leyes de mi  bisabuelo Xolotl y de sus antepasados, siempre el  mayor es heredero, como yo lo soy y tan de derecho me viene;[…]”2
    Es de destacar que Chimalpopoca, como ya se ha dicho, era de linaje mexica-colhua-tepaneca. A partir del  triunfo de los mexicas sobre los tepanecas el linaje que se impone es el mexica-colhua. Y la costumbre tolteca y de su último reducto, Colhuacan, era la de la sucesión de carácter semihereditario. Escribe Van Zantwijk, refiriéndose al acceso al gobierno de un tlahtoani tenochca:
“[…] ya que había una fuerte tradición Tolteca y Colhua de que, después de los reinados de hermanos, la nueva generación de gobernantes fuese elegida entre los descendientes del hermano que había gobernado primero.”3

    ¿Quién realizaba la elección del gobernante? En esto las fuentes documentales presentan diversas versiones. No obstante, para no cansar al lector, y porque en la relación de cada uno de los señores a partir de Itzcoatl se atenderá a su designación, trataré de resumir lo que acontecía al respecto.

    Dos  períodos  hay  que  señalar  en  el sistema electivo del tlahtoani de turno. Uno que incluye desde la elevación de Acamapichtli hasta la elección de Chimalpopoca; otro que abarca el señorío de los sucesivos herederos al poder supremo.

    Dice Durán que un grupo de personas de autoridad  y respeto, junto con los cuatro sacerdotes de Huitzilopochtli, decidieron buscar señor en Colhuacan, en la persona de Acamapichtli:

“Traydo a la ciudad, fue eleto por rey della en paz y concordia y sin contradicción de ninguna persona,[...]”4

Ya se ha dicho que en la designación de Huitzilihuitl Chimalpopoca se siguió una vía de herencia patrilineal, aunque no de primogenitura; ninguno de estos dos tlahtoque eran los hijos mayores de sus padres. Los electores pertenecían a un Consejo de notables y la elección fue aprobada por el pueblo.

Escribe Durán, refiriéndose a la de Huitzilihuitl:

“Muerto el rey Acamapich, [...], los mexicanos determinaron elexir Rey, y así haciendo su consulta y cabildo entre los grandes y mucha de la gente común dixo uno de los más ancianos: […] ablá, mexicanos: decí, nombrá,  señalá quién es  el que a de echar la mano á la vara para no torcer la justicia y el  que a de tomar el açote para no perdonar el castigo; […] bien teneis en que escoxer: ay  tenemos nietos e hijos del rey pasado y nacidos de nuestras hijas.

Fecha la plática, los principales de los quatro barrios, […], todos á una respondieron y dixeron: Mexicanos, aquí estamos todos en nuestra junta y cabildo,  aquí sin hacer injuria á nadie hablamos libremente: nuestra voluntad es de que sea nuestro Rey y señor el hijo de Acamapich, nuestro Rey pasado, que a por nombre Vuitziliuitl, […] Hecha la elección, salió uno de los ancianos á la gente  del pueblo que estaua  acá fuera esperando quién les cabria en suerte, de hombres y mugeres, viejos y moços, hombres y niños, y díxoles á todos en alta voz: Hermanos míos; aquí estais todos los de la nacion mexicana: aveis de sauer que los principales de todos los quatro barrios, mandones y prepósitos, an electo por Rey deste reino al macebo Vitziliuitl para que os sea padre y amparo en vuestras necesidades: mirá lo que os parece, porque sin vuestro parecer no habrá nada hecho. Oido por el pueblo, respondieron todos á una, chicos y grandes, hombres y mugeres, viejos y moços, que confirmauan la ellecion y que fuese muy en nora buena, [...]”5

    En términos similares se llevaron a cabo las elecciones de Chimalpopoca Itzcoatl, si bien en el caso de este último el sistema comenzó a ser semihereditario. La designación se efectuaba por un grupo de principales distinguidos, siendo ratificada la designación por el pueblo. Se puede, pues, inferir que la elección tenía poco de democrática. Los electores eran un reducido grupo de notables y la confirmación por el pueblo debía de consistir, si acaso, en un acto meramente formal de comunicación al mismo.

    A partir del nombramiento de Motecuhzoma I la elección se torna más aristocrática. Itzcoatl  había creado un Consejo Supremo, el Tlatocan, del que formaban parte los más altos dignatarios de la milicia, la administración y el sacerdocio, al que el tlahtoani consultaba los asuntos más importantes de la nación. Dentro de esta corporación existía el llamado Consejo de los  Cuatro, formado por el tlacochcalcatl6, el tlacatecatl7, el  el ezhuahuacatl 8 y el tlillancalqui. 9 Dice Acosta de los mismos:
“Todos estos cuatro dictados eran del  consejo supremo, sin cuyo parecer el rey no hacía ni podía hacer cosa de importancia; y muerto el rey, había de ser elegido por rey, hombre que tuviese algún dictado de estos cuatro.”10
Y según Durán:   
“[...] y tampoco podían ser puestos en este cargo y ditados sino eran hijos ú hermanos de reyes; y así electo uno de estos cuatro, luego ponían otro en su lugar: y es sauer que no ponían hijo del que elegían por rey, ó del que moría, porque como ya tengo dicho, nunca heredaron los hijos, por vía de herencia, los ditados ni los señoríos, sino por elección; y así, agora fuese hijo, agora fuese hermano, agora primo, como fuese eleto por el rey y por los de su consejo para aquel ditado, le era dado, bastaua ser de aquella  lignia y pariente cercano; y así iban siempre los hijos y los hermanos heredándolo, poco á poco;  si no esta vez, la otra,  ó si no la otra, y así nunca salía de aquella generación aquel ditado y señorío, eligiéndolos poco á poco.”11

A partir de entonces el tlahtoani sería seleccionado, de entre ellos, por el Consejo Supremo y por los señores de los otros dos estados aliados, Tetzcoco Tlacopan. La elección se perpetuó en un único linaje, y tanto del cuerpo electoral como de los elegidos estaba excluído el pueblo llano, constituído por los macehualtin. La personificación del máximo gobernante mexica era aristocrática y el sistema electivo era de tipo oligárquico. 


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1. Rudolf Van Zantwijk: Iquehuacatzin, un drama real azteca. Revista Estudios de Cultura Nahuatl. Vol. 13. 1978. pp. 89-96.

2. Alva Ixtlilxochitl, Fernando: Obras históricas, Tomo I. Historia de los señores Chichimecas. Undécima Relación. Oficina Tip. De la Secretaría de Fomento. México 1.891. p. 201.

3. Rudolf Van Zantwijk: Factional divisions within the Aztec (Colhua) royal family. En Factional Competition and Political development in the New World. Cambridge. Univ. Press. UK 1994. p. 109.

4. Fray Diego Durán: Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme I. CONACULTA. Cien de México. Primera reimpresión. 2002. México. pp. 98- 99.

5. Fray Diego Durán: Ob.cit. pp. 105-106.

6. Tlacochcalcatl: General jefe del armamento.

7. Tlacatecatl: Comandante en jefe del ejército. Según R. Siméon también se daba este nombre al general que comandaba un cuerpo de 8.000 hombres.

8. Ezhuahuacatl : “Derramador de sangre arañando o rasguñando” (Tezozómoc).

9. Tlillancalqui : “El señor de la casa de la negrura” (Tezozómoc).

10. Joseph de Acosta: Historia natural y moral de las Indias. FCE 2006. México. Libro sexto. Capítulo 25. p. 350.

11. Fray Diego Durán: Ob. Cit. p. 153.

Los plebeyos y los nobles

 

    Como ya es sabido, los mexicas estaban organizados alrededor de una unidad social corporativa básica, el calpolli,  cuyos  miembros pertenecían a conjuntos de familias extensas, formadas por las de padres, hijos emancipados y parientes, quizás ascendiendo todas, al menos en un principio, de un antepasado común. El conjunto de estas unidades formaba la tribu, que en sus primeros tiempos tenía una estructura social no muy diferenciada. Ahora bien, desde su establecimiento en Tenochtitlan, y para el período objeto de análisis en este estudio, dicha estructura se había diversificado y existía una clara estratificación social.

    Los dos grandes estratos en que se dividía la sociedad eran el de los macehualtin -plebeyos- y el de los pipiltin -nobles-. Y dentro de cada uno de ellos se podían observar distintas categorías que hacían un retrato complejo de la situación.

    Los macehualtin eran los agricultores, los pequeños comerciantes, los constructores, los artesanos y los sirvientes domésticos. En los calpoltin agrícolas las tierras eran de posesión comunal y eran distribuídas entre las familias que los conformaban. Los macehualtin sólo disfrutaban de su uso, no pudiéndola vender ni transmitir por herencia, aunque era frecuente la atribución de la tierra a los herederos del fallecido.

Códice Florentino. Libro Diez. Representación de macehualtin agricultores, a la izquierda. A la derecha, dos pipiltin.
    Conforme iba extendiéndose el poder mexica más allá del complejo lacustre se fue acrecentando, dentro de este estrato, la importancia económica e influencia social de un poderoso grupo de comerciantes a larga distancia, los pochteca, que si bien no lograron en conjunto acceder al grupo nobiliario, disfrutaron de ciertos privilegios de los que no gozaban el resto de macehualtin.

    El último escalón social estaba formado por los tlatlahcotin -esclavos-, aunque su situación personal distaba bastante de la concepción que se tenía de tal institución en su coetáneo occidente europeo: así, la esclavitud era personal, no hereditaria, pues el hijo de un esclavo nacía libre; si una persona accedía a tal condición por deudas podía liberarse si pagaba las mismas; el esclavo podía adquirir su propio patrimonio y poseer esclavos a su vez; no podía ser vendido por su dueño sin su consentimiento, salvo circunstancias extremas y excepcionales; el dueño de un esclavo si lo mataba sufría pena de muerte.

    Macehualli era aquél que hacía merecimientos o penitencia, es decir, el que adoptaba una actitud de adoración, de sumisión  hacia los dioses; en este sentido  todo  hombre  era un macehualli. Los mexicas, antes del inicio de su migración desde Aztlan, se consideraban a sí mismos como macehualtin. En “La historia de los mexicanos por sus pinturas”, cuando los dioses crearon al primer hombre y a la primera mujer, se dice:

“Luego hicieron a un hombre y una mujer:   al  hombre le dijeron Uxumuco y a ella, Cipactonal. Y mandáronles que labrasen la tierra, y a ella, que hilase y tejiese. Y que de ellos nacerían los macehuales, y que no holgasen, sino que siempre trabajasen.”1

    Ahora bien,  aquella estructura más o menos igualitaria, existente en tiempos lejanos, se fue diversificando durante la migración. Una primera aristocracia tribal estaría constituída por los calpolleque -los jefes de los calpoltin -; también gozarían de una posición distinguida los guías religiosos -teomamaque-, así como los caudillos o jefes militares -yaotequiua-.

    Después del asentamiento definitivo en Tenochtitlan y de la ascensión al poder de Acamapichtli, se afianzó el estrato social de los nobles -pipiltin-, que quedó definitivamente reafirmado después de la guerra contra Atzcapotzalco, durante el señorío de Itzcoatl.

    En la cúspide estaba la figura del tlahtoani, al cual estaban subordinados todos los demás gobernantes, acompañado, a un segundo nivel, del cihuacoatl -mujer  serpiente-, alto dignatario que suplía  a aquél en caso de ausencia o fallecimiento y que también desarrollaba funciones administrativas, judiciales, militares y religiosas.

    Ya he comentado anteriormente que el primer tlahtoani mexicatl siguió una inteligente política de matrimonios con las hijas de los principales dirigentes tenochcas, tanto caudillos militares como jefes de calpolli. Los vástagos de estas uniones constituirían el inicio del más elevado escalafón de la nobleza, que llegaría a acaparar los grados superiores en la organización administrativa, en la milicia y en el sacerdocio. Solamente de entre ellos se podrían elegirlos futuros tlahtoque. Eran los tlazopipiltin -preciosos nobles-. El vocablo nahuatl pilli, aparte de noble, también significa hijo2y en este sentido se puede entender que los hijos de Acamapichtli constituyesen el más alto nivel del estrato social de los pipiltin.

    En una segunda posición estaban los pipiltin, en general. Familiares de la nobleza, en uno u otro grado, que también pertenecían al estrato dominante.

    Una tercera categoría de la nobleza la constituían los cuauhpipiltin -hijos águila o nobles águila-, que habían alcanzado tal grado por sus merecimientos, fundamentalmente en el campo de batalla.

    Todos estos nobles no estaban compelidos al trabajo agrícola, estaban exentos del pago de tributos y constituían la mayoría de la clase gobernante, dominando el ejercicio de las funciones administrativas, judiciales, militares y religiosas.

    Tanto los pipiltin como los cuauhpipiltin podían ser encargados del gobierno de algunas ciudades conquistadas o representantes  del poder estatal en los calpoltin, recaudadores de tributos -caxpilque- etc.

    El estrato constituído por los descendientes del tlahtoani y el de los pipiltin, nobles por su nacimiento, podían o no disfrutar de tierras, según la voluntad de aquél. Se les tenía en cuenta para el ejercicio de cargos administrativos, jueces, embajadores y otros destinos palaciegos. Este grupo fue aumentando contínuamente con el tiempo y, en años cercanos  a la conquista española, trataron de impedir la entrada de nuevos miembros, a fin de conservar para sí y para sus descendientes los privilegios que habían conseguido.

    La educación de los hijos de los plebeyos, salvo casos distinguidos, se llevaba a cabo en el telpochcalli -casa de los jóvenes- donde se les enseñaban cantos y danzas, se les inculcaba disciplina y sobre todo se les preparaba para la guerra. Sin embargo, los hijos de la nobleza acudían principalmente al calmecac, escuela superior donde se les educaba para ser gobernantes, guerreros de élite o sacerdotes, instruyéndoles en la interpretación de los libros pintados, memorización de la tradición oral, religión, matemáticas, astronomía, música, y se les aleccionaba en valores morales, austeridad  y disciplina. 


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1. Angel Mª Garibay: Teogonía e historia de los mexicanos. Tres opúsculos del siglo XVI. Editorial Porrúa, 2005. México. p. 25.

2. Fray Bernardino de Sahagún: Historia General de las cosas de la Nueva España. Códice Florentino. Versión nahuatl. Libro X, capítulo I, folio 2. Accesible en internet: http://www.wdl.org/en/item/10096/view/1/1/